Estar mal no está mal

07/10/2021
El ser humano es el animal que sobresale entre todos los seres vivos que habitan la tierra, o al menos así lo pensamos nosotros, pero ¿qué es lo que nos hace diferentes? ¿la manera de comunicarnos? ¿el uso de la tecnología? ¿la utilidad de las manos?, sí, en todo esto nos diferenciamos, pero en lo que realmente hay diversidad o somos superiores es en el uso del cerebro, de la mente, ese órgano que lidera el cuerpo humano con el fin de mantenerlo con vida por un largo período de tiempo.
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El pensar puede crear o destruir. A lo largo de la existencia, la humanidad ha creado cientos de inventos con el fin de hacer la vida más fácil y llevadera, sin embargo también existen otro tipo de pensamientos, los personales, esos que en muchas ocasiones no generan cambios positivos si no negativos en el ser, y es que somos tan inteligentes que muchas veces utilizamos nuestros pensamientos para destruirnos, para utilizar palabras en contra de nuestra apariencia, de nuestras acciones, manera de actuar, pasado y futuro, somos nuestros propios y más grandes enemigos.

 

Pero esta situación no es reciente, pues aún en documentos recuperados de hace varios siglos, se evidencia que el hombre siempre se ha cuestionado acerca de su existencia y en ese proceso ha desprestigiado su existir. Esa sensación de no ser suficiente, digno, de no haber logrado nada, de vivir por vivir ha perdurado durante cientos de años, y aunque muchas veces nos sintamos insuficientes y únicos con este sentimiento no es más que un pensamiento colectivo del que no se habla.

 

Alexis Lahorra, defensora de la salud mental comenta que la sociedad se ha construido de manera que todos piensen que está mal estar mal, porque la vida necesita personas que estén en constante movimiento, produciendo y bajo el yugo del consumismo y capitalismo. Lahorra menciona una situación personal en la que narra que la gente la veía llorando por algo que le sucedió, pero nadie se detenía a ayudarla o siquiera preguntar qué le pasaba, solo porque así nos han enseñado, que los problemas de cada quién deben ser individuales, aun cuando, según la Organización Mundial de la Salud, anualmente se suicidan 800.000 personas en todo el mundo.

Si tú estás pasando por una situación que te carcome los pensamientos, solo respira profundo, llora si es necesario, hacerlo no te hace débil, te hace humano, háblalo con las personas que más amas, con tu mascota, con el espejo o con una hoja de papel, sentirás que el cuerpo poco a poco dejará de sentirse pesado, toma un té, agua o tu refresco favorito y deja de lado todas las responsabilidades porque con la cabeza enredada es muy difícil encontrar la solución para cada situación por más cotidiana y mínima que sea.

 

Ahora, es indispensable pensar en que mantener una buena salud mental es igual de importante a tener el cuerpo sano, de hecho, el cerebro es el encargado del funcionamiento de todos nuestros sistemas, si él no funciona, nuestro cuerpo colapsa. Ir a terapia debería ser tan indispensable como cepillarnos los dientes todos los días, hablar de lo que nos agobia, de lo que nos atormenta, lo que no nos deja dormir, porque, aunque no lo creas, todos llevan una guerra interna de la que muchas veces no hablan por miedo a ser juzgados, porque vivimos en una sociedad que se encarga de juzgar y criticar sin pensar en las consecuencias generadas en cada persona.

 

La vida se pasa muy pronto y no existen metas establecidas que debas cumplir antes de morir, no hay una cima a la que debas llegar para poder irte en paz, simplemente tu única necesidad y obligación es ser feliz, y si hoy no puedes estarlo, mañana será un nuevo día, descansa, pero no desfallezcas, porque en todo lo aparentemente malo se esconde una gran oportunidad para iniciar de nuevo. No todo lo malo es tan malo.